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di Jorge Maíz Chacón

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Un cajón, el de la Historia, vacío o sin orden, en el que sólo hemos cambiado el continente, pero no el contenido. De este modo, como ejemplo: seguimos y seguiremos utilizando el Repertorio del Medievalismo Hispánico [32], ahora en su formato digital, pero no seremos capaces emergernos de sus limitaciones e introducirnos en las multi- búsquedas que nos alejen de la microhistoria o del localismo preponderante en las publicaciones consideradas como cerradas y tradicionales. Un paso para ganar tiempo, pero para perder del mismo modo el vagón de la renovación científica [33] de las nuevas estructuras que comparecen.

IMAGEN 7. Repertorio del Medievalismo Hispánico - Búsqueda [34].

Sin duda, basándonos en nuestro estudio y en el análisis de las tablas que nos acompañan [35], recogemos detalladamente, todos aquellos aspectos que consideramos imprescindibles, para enjuiciar o no un buen devenir entre las relaciones de nuestra disciplina, los avances y la utilización de los nuevos medios de comunicación científico-social. Comparando las Tablas I y II adjuntas, podemos observar claramente, la importancia en red de los términos medievales en lengua anglosajona, siendo situación más que habitual para el resto de las ciencias. De todos modos, nos llama la atención, como existe una diferencia a destacar en las mismas, en la segunda de las búsquedas (véase Tabla II), los términos hispanos, dejan de ocupar el tercer lugar en número de entradas. A nuestro entender, el castellano [36] crece en su nivel de utilización en las nuevas tecnologías, pero a nivel – digamos que científico – académico, se deja de la lado, la utilización del mismo. Por tanto, de las entradas aparecidas en esta lengua, relativamente pocas o muy pocas poseen una verdadera utilidad para el medievalista del siglo XXI.  

IMAGEN 8. Universidad de Sevilla – Departamento de H. Medieval [37].

En esta sociabilidad, como puede apreciarse, se puede observar una casi nula o nada provechosa utilización por la mayoría de medios de representación del medievalismo académico y universitario: departamentos y áreas de conocimiento. Siendo, un elemento de carácter tecnológico, que a la vista puede y está transformando totalmente, todos los niveles del proceso educativo, metodológico, epistemológico, así como el desarrollo cognitivo y comunicativo [38] Pero en la praxis, no consagra una verdadera aceleración acorde con los tiempos que vivimos.

Desde los ámbitos universitarios hispánicos, la Edad Media proporciona un desolador panorama resumido en la Tabla III [39]La gran mayoría de opciones consultadas, bien sea el listado de novedades por áreas, los sumarios de revistas, índices de publicaciones,… no existen o están del todo incompletos. Nos hemos anclado – en el mejor de los casos – en una simple postal coloreada que indica la dirección de contacto a la que acudir, pero que no ofrece más novedades ni nuevas sobre la situación en cada una de las universidades analizadas, tampoco información detallada sobre los investigadores y sus líneas, y mucho menos, sobre los actuales procesos hipotéticos desarrollados en los mitificados grupos de investigación que se articulan a lo largo del estado.

IMAGEN 9. Universidad de Valladolid – Departamento de H. Medieval [40].

Resumiendo la consulta realizada, podemos afirmar que en el conjunto de las áreas o departamentos de conocimiento de Historia Medieval que hemos consultado ofrecen algún tipo información en red. Pero ¿qué bajo que pautas?, salvo algunas excepciones no del todo completas, el – denominemos – testimonio se reduce a un listado del profesorado (81%) y asignaturas que el mismo imparte (59%), sin ofrecernos una información detallada del mismo, con un currículo actualizado, así como un completo listado de personal becario y alumnos de tercer ciclo incluidos en el proceso científico, tablas que son completadas positivamente con una dirección de contacto y poco más. El resto de la consulta, nos deja unos resultados más que inseguros o negativos.

Las publicaciones [41] por área de conocimiento no suelen estar al alcance de todos, y su divulgación por internet, consideramos que es un punto necesario y vital para la difusión de las experiencias metodológicas y epistemológicas adquiridas en los centros alejados o periféricos de los grandes circuitos de edición. Si además, encontramos que tan sólo un 16% detallan a modo de epítome o relación del contenido de actas, congresos y revistas, será necesario detenernos en el tiempo hasta que podamos encontrarlos en los lentos y tradicionales canales de clasificación sumarial. Si comparamos estos datos, con las estrategias llevadas a cabo por las revistas culturales españolas, obtenemos una amplia desventaja entre la distribución del contenido histórico-humanístico y el contenido cultural en su vertiente más seria [42].

Los grupos de investigación no suelen aparecer, y tan sólo lo hacen en un 31% de las páginas, porcentaje bajo, al que debemos añadir que éstos no nos remiten a otras hojas complementarias sobre las publicaciones, metodología, memorias y demás actividades que desarrollan. Ni conocemos la estructura de los mismos, ni hacia dónde se encaminan y mucho menos las conclusiones de los trabajos subvencionados por la “vanguardia” de la investigación y el desarrollo, glosado durante varios años la interminable lista de estudios localistas poco o nada concluyentes. La situación aún se complica más, si pretendemos acercarnos a las utilidades a modo de enlaces (22%), materiales complementarios o contenidos al margen de lo estrictamente académico e institucional, como las novedades (0%). Y si aún pretendemos avisar o advertir la situación, sería necesario enviar misivas que seguramente caerían en saco roto, puesto que tan sólo el 10% de los portales – por denominarlos de alguna manera – poseen buzones de sugerencia. En definitiva una situación, la de los estudios humanístico, poco o nada halagüeña en relación con las nuevas metodologías y tecnologías científicas, que podría aún complicarse más si descendemos hacia los niveles de la educación más elemental [43].

Siguiendo nuestra hipótesis de trabajo, consideraríamos más que oportuno la actualización y renovación de todos estos aspectos vacuos, que deberían – de manera necesaria – complementarse, con la utilización de puntos de encuentro, como medievalismo u otros foros necesariamente más afanosos y amplios, en los que poder concentrar y aunar esfuerzos, comunidades virtuales [44] que sean capaces de generar alternativas y expectativas en torno a foros digitales y reuniones físicas, noticias diarias y debates constantes. Este sentido estético de la vida y de las ciencias sociales, no está hecho, como si de un humanismo barroco multilateral se tratase, tenemos que hacerlo nosotros mismos.

O bien afrontamos la alteridad, o volveremos nuevamente a la publicación literada y beneplácita en la que algunos se sienten tan cómodos. La mutación, tarde o temprano será obligada, y ésta conllevará cambios en la metodología, epistemología y diversos modos de hacer y escribir la historia; el nuevo paradigma está en marcha.

    


NOTE

32 http://www.imf.csic.es/Medievales/Repertorio/cerca.htm.

33 Utilizamos el concepto de mutación o renovación paradigmática elaborado por Kuhn (La estructura de las revoluciones científicas, Fondo de Cultura Económica, Madrid, 1975) .

34 http://www.imf.csic.es/Medievales/Repertorio/cerca.htm.

35 Ver Tabla III.

36 Realizando una búsqueda en la segunda lengua del estado, la catalana, utilizada por más de siete millones de habitantes según el Institut d’Estudis Catalans, el término “medievalisme”, tan sólo nos aparece 202 veces (Consulta realizada el día 28/01/05, en el buscador http://www.google.es).

37 http://www.us.es/dhmcthus/

38 JONES-NERZIC, Richard: “La enseñanza de la historia en un aula con ordenadores portátiles”, Íber. Didáctica de las Ciencias Sociales, Geografía e Historia [Barcelona], 41 (2004), pp. 97-107.

39 Ver Tabla III a final de este texto.  

40 http://www3.uva.es/medieval/

41 Tan sólo el 28% de las páginas posee un enlace sobre las publicaciones del área.

42 De los contenidos incluidos en las páginas web de las revistas culturales españolas: 14 poseen sólo sumario; 29: sumario y boletín de inscripción; 11: sumario, suscripción y artículos; y 26 de las mismas poseen edición electrónica. Fuente: Las revistas culturales e internet. Guía para adentrarse en las posibilidades del nuevo sistema de comunicación, ARCE – Ministerio de Educación, Cultura y Deporte y Ciencia, Madrid <edición electrónica: http://www.arce.es/media/documents/default/Informe_Internet.pdf>.

43 Hemos preferido no introducirnos en un universo aún más complejo, la Educación Secundaria y el Bachillerato Humanístico. Para ver algunos ejemplos que se están planteando: HERNÁNDEZ SÁNCHEZ, Fernando; LÓPEZ DONCEL, Almudena: “Internet y la Didáctica de la Historia”, Íber. Didáctica de las Ciencias Sociales, Geografía e Historia [Barcelona], 31 (2002), pp. 18-23; PRATS, Joaquim; ALBERT, J. Miquel: “Enseñar utilizando Internet como recurso”, Íber. Didáctica de las Ciencias Sociales, Geografía e Historia [Barcelona], 41 (2004), pp. 8-18; o para el caso de la Historia Antigua: GÓMEZ-PANTOJA, Joaquin; LÓPEZ TRUJILLO, Miguel A.: “En las redes de Clio. Historia Antigua e Internet: un caso práctico”, Memoria y Civilización. Anuario de Historia [Pamplona], 1 (1998), pp. 79-96.  

44 BREA, José Luis: "Online comunities", Tranversal. Revista de Cultura Contemporània [Lérida], 13 (2000), pp. 64-69.

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© 2007 Jorge Maíz Chacón. Questo saggio, tratto in versione digitale da http://www.medievalismo.org, è qui ripubblicato con il consenso dell'Autore. A fini di omogeneità tra le varie note, si è qui deciso di non modificarne i criteri editoriali originari.

       


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